
El gerente de una fábrica busca cómo mejorar su productividad, y sueña con automatizar algunos procesos de fabricación con robots. Él quiere que estos robots ejecuten tareas simples y repetitivas como: recoger, clasificar y colocar, carga y descarga de máquina herramienta, empaquetar, ensamblar, inspeccionar, …

Pero los robots industriales tradicionales suponen una fuerte inversión en adaptar la línea de producción. Necesitan una valla o estar enjaulados por razones de seguridad, una buena cimentación para evitar oscilaciones y pérdida de precisión, y un entorno muy estructurado sin desviaciones.

Y una fuerte inversión en expertos o consultores externos para instalar, configurar y programarlos. El gerente necesitaría mucho esfuerzo, tiempo y dinero para ponerlo en marcha, y su sueño empieza a desaparecer …

Pero de repente descubre la nueva propuesta de robots industriales: los robots colaborativos, se informa, asiste a un curso de formación, y decide comprar uno. Estos robots colaborativos, o cobots, son seguros, flexibles y fáciles de programar, así que la inversión es reducida. Su nuevo robot tendrá nombre, se llamará Leany.

Es fácil desembalar un robot colaborativo, montarlo sobre un pedestal, configurarlo y ponerlo a trabajar.

Leany, el robot colaborativo, puede ser utilizado sin vallado de protección. Sus sistemas de seguridad le permiten trabajar codo a codo con los trabajadores.

Leany está diseñado para que sea fácil enseñarle por demostración. Su interfaz de usuario intuitivo permite a un trabajador no técnico programar el robot para que realice una tarea.

Como no se requiere vallado o jaula, ni un soporte fijo, y como pueden adaptarse a desviaciones del proceso, los cobots son suficientemente versátiles para ser movidos a diferentes puestos de trabajo y programados para ejecutar distintas tareas cada día.
Cartoons by Manuel Díaz Vargas